jueves, 23 de mayo de 2013

ENTREVISTA A CARLOS AGUILAR



EL ABISMO DEL MIEDO: INDAGAR EN MARIO BAVA
UNA ENTREVISTA A CARLOS AGUILAR 

Cada nuevo libro de Carlos Aguilar supone un acontecimiento de primer orden para cualquier lector mínimamente interesado en el mundo del Cine. Y lo es incluso destacando sobre el grueso de ediciones que, sin pausa, se publican en España, en ocasiones sin excesivo rigor ni mayor criterio selectivo. En cualquier caso, pocos son los autores consagrados al sector cinematográfico que convoquen, como Aguilar, tanta expectación en torno a sus obras. A la exquisita selección de temas adjunta un estilo personalísimo, magnético, traducido en un goce superior para sus lectores. Es un hecho: nadie puede señalar un libro de Carlos Aguilar aburrido, torpe o flojo; por el contrario, es sencillo hallar en su vasta producción literaria trabajos pioneros y arriesgados, por ende valiosos en su ánimo por destacar temáticas y cineastas poco frecuentados, de los que el autor extrae admirables lecciones de Cine.
Mario Bava, publicado por Cátedra (editorial que conoce diversos y excepcionales libros del autor editados bajo su sello: Sergio Leone, Clint Eastwood, Jesús Franco, la mítica Guía del Cine...), se mueve, de nuevo, en esos parámetros de excelencia. Su lectura descubre en Bava un hombre de cine sensible y creativo, hoy día no tan recordado como debiera, capaz de plasmar en pantalla las turbulencias del alma humana mediante fascinantes y apasionados relatos de Horror. Una carrera la de Bava relativamente breve, pues abarca poco más de quince años, periodo sin embargo fructífero en obras maestras y títulos inolvidables, que ayudaron a cimentar el maravilloso orrore all'italiana, del que el cineasta transalpino fue pionero junto con su colega Riccardo Freda. Si bien Bava le otorgó continuidad y carta de nobleza.
La lectura de este libro me ha subyugado desde la primera a la última línea, por la fluidez de su estilo literario, el implacable ritmo narrativo, por la incisiva disección de su cine mediante un espíritu crítico que demuestra cariño en el acercamiento a sus largometrajes, pero también riguroso análisis y un conocimiento amplísimo de la obra y circunstancias del cineasta.
Me ha resultado, por lo tanto, imposible contener la tentación de conversar con Carlos Aguilar sobre este magnífico trabajo suyo. Os traslado, sin más dilación, algunas de sus impresiones y reflexiones acerca del cine del genial Mario Bava.


Es inaudito que en España, salvo artículos ocasionales, jamás se haya editado una obra monográfica consagrada al gran Mario Bava, hasta que Cátedra y tú decidisteis afrontar este libro. ¿En tan poca consideración se le ha tenido aquí a Bava? Porque en el extranjero, sobre todo en Francia, ha sido al revés.

Por desgracia, no es para asombrarse. Culturalmente hablando, España jamás ha tenido la menor consideración por los géneros, ni en literatura siquiera, se estimaba que sólo eran un entretenimiento banal para gente cuya cabeza, o gusto, no daba para más. Francia, por el contrario, siempre ha sido avanzada en ese sentido. Quizá debido a su secular esnobismo, que, por negativo que sea, sobre el papel, ha propiciado, en la realidad, diversos efectos positivos, sin ir más lejos éste. No olvidemos que, en el campo específico del género fantástico, Francia alumbró la primera revista cinematográfica especializada, la mítica antología de relatos de Roger Callois que tanto surtió a las posteriores, etc., en una época, los primeros años sesenta, en que el resto del mundo se pitorreaba a mandíbula batiente de los géneros, sobre todo el Terror, salvo contadísimas excepciones. Por fortuna, el panorama en España ha ido cambiando mucho en los últimos quince años, y Cátedra no me puso mayor objeción al libro, les pareció correcto que Bava figurase en su colección "Cineastas". Al igual que cuando propuse a Jesús Franco, poco tiempo atrás, o Sergio Leone, hace ya más de veinte años.

El componente sensorial de la obra de Bava ya era patente desde su primer título, pero alcanza el paroxismo con La frusta e il corpo (1963), donde prácticamente se prescinde de argumento, casi incluso de personajes, para entregarse a la pura abstracción... El resultado es una película especialísima, imposible de hacer hoy día pero muy arriesgada incluso en su momento. ¿Cómo encaja una película así dentro del cine escapista y de género de la época?

—Se podía hacer. Bastaba con que perteneciera a un tipo de cine más o menos tipificado y en boga, como era el terror gótico, y que el presupuesto no excediera lo que se gastaba normalmente en esos casos. Incluyéndose en un contexto contrastado y favorable, el cineasta tenía cierto margen de maniobra.


Conociste a John Phillip Law, actor carismático que encarnó a Diabolik, ambos, el profesional y el ser de ficción, elevados hoy a la categoría de Culto. Tanto el actor como su personaje parecen compartir la pureza de una cierta "inocencia". ¿Cuánto de Law piensas que había en su Diabolik? ¿Crees que esa sinergia Bava supo verla y fomentarla en el film?

Pues está bien observado, porque John, que era muy buena persona, esto de entrada, era una especie de "eterno adolescente". Pese a que su vida fue novelesca y trepidante, repleta de viajes y amores, siempre estaba dispuesto a recomenzar, como si no escarmentase, por así decirlo, de tan positivo que era, o inocente, como bien dices. El personaje de Diabolik, visto por Bava, es una especie de semidiós helénico, en cuanto a guión, pero personificado por John es como un niño indeleble que no quiere dejar de serlo, un Peter Pan pérfido que juega a ser malo entre adultos sofocados por sus desvelos a favor o en contra de la ley. Bava a buen posible captó esa ósmosis para aunar actor y personaje, con ese sexto sentido increíble que tenía.

El propio Bava solía comentar, casi como disculpándose, que su especialización en el Fantástico se debió a la pura casualidad. Sin embargo, sus intentos en otros géneros (el western, la comedia más o menos erótica...) distan bastante de sus logros en el fantastique. Con la perspectiva que tienes sobre su obra, ¿crees que hubiera sido Bava un realizador recordado fuera de este género?

Pienso que no. El talento, enorme y genial, que encerraba Bava únicamente podía canalizarse, desarrollarse dentro del género fantástico debido a sus propiedades específicas. En otros, quedaría fuera de lugar, salvo en la aventura más o menos delirante y desatada; es decir, en su díptico vikingo, que es magnífico, ¡cuando lo revisé para el libro no recordaba yo hasta qué punto! 


En el libro comentas que a partir de cierto momento Bava es vilmente traicionado por la propia industria del cine italiana que tanto le debía. Y eso cuando él ya había demostrado con brillantez sus capacidades. ¿Ceguera de la industria, mezquindad? ¿Jugó en contra del director su excesiva modestia?

—Pues ambas cosas. La industria del cine siempre ha sido obtusa y despiadada, en general, y, en el caso de Bava, no respetó que hubiera creado dos géneros que proporcionaron grandes beneficios al sector. Encima, Bava siempre fue modestísimo, nunca se dio la mayor importancia, ni supo venderse, algo fatídico en cualquier artista independiente, pues él jamás creó productora propia, rebotaba de encargo en encargo, de proyecto en proyecto, de productor en productor...

La obra de Bava casi siempre posee una fuerza interna, una pasión, de la que participan sus personajes, los cuales se aman y se odian con locura, con desesperación. ¿Crees que Bava era un gran romántico?

—No lo sé, la verdad. Pero, en última instancia, o sea para los efectos, un artista es lo que hace. Y la obra de Bava delata un romanticismo desaforado y muy, pero que muy especial. Tanto que no podía emanar de alguien ajeno al amor, impermeable a las pasiones, sería naturalmente imposible. 

Las mujeres en el cine de Bava siempre han supuesto un apartado especial, tanto en las actrices escogidas como en sus personajes, magnéticos, terroríficos, apetecibles. ¿Por qué crees que elige Bava a la mujer como máxima expresión, espiritual y estética, de lo perturbador?

—Me parece la consecuencia particular de un atavismo cultural perfectamente latino. O sea, la intensa atracción-repulsión que desde siempre inspira en el macho mediterráneo el género femenino, cómo el deseo se funde con el recelo, la elocuente parábola de la "vagina dentada". Bava era un cineasta muy personal, pero procede de un contexto cultural bien preciso, del que no renegaba y dentro del cual se insertaba con mucho gusto.


Barbara Steele suele recordar a Bava como un hombre dulce, educado, discreto, pero que se comunicaba lo justo con los actores, a quienes consideraba sobre todo como una parte dentro del diseño del film, un elemento más de sus "composiciones"...

—Ciertamente. No era un cineasta que hablara mucho con los intérpretes, que socializara con ellos, en el rodaje, ni que prestara una gran importancia a la dirección de actores, en el estilo. Pero eso sucede con muchos directores. Los que más aprecian a los intérpretes a menudo son quienes lo son también, o lo fueron, o quisieron serlo, tipo Roman Polanski, John Cassavetes, Orson Welles, John Huston, Woody Allen, nuestro Fernán Gómez. A directores como estos sí que les encanta trabajar con los actores, ensayar, repetir, matizar...

Con la espléndida El diablo se lleva los muertos (1973), que Bava inesperadamente firmó en plena decadencia artística, el cineasta factura una de sus obras más bellas, personales e intensas, sin ni siquiera conseguir estreno en Italia. ¿Supuso esta película una rebelión contra todo y contra todos, castigada con la indiferencia?

Sin duda, aunque no me atrevería a afirmar que lo fue de forma expresa. En Bava lo subconsciente es tan importante, o más, como lo consciente, lo que delata resulta tan trascendente como lo que expresa. 

Entre los directores surgidos a la sombra de Bava destaca, y no para bien, el polémico Dario Argento, "ahijado" del cineasta. Sin embargo, Argento goza de una popularidad superlativa, mientras que el genial Bava se mueve casi en restringidos círculos de connoiseurs. ¿Qué tiene que ocurrir para que esta injusticia se repare de una vez por todas? ¿Por qué Argento disfruta de semejante reconocimiento?

—Argento supo venderse muy bien, empezando a jugar con todas las cartas a favor. Es decir, un padre productor, que le consiguió la distribución de Titanus, entonces lo máximo en los circuitos de cine italianos, y la música de Ennio Morricone, el mejor compositor cinematográfico de la historia, amén del despliegue promocional de suponer en quien tiene infinidad de contactos. Añade a eso que fue muy listo, y supo crearse una imagen mediática muy definida, sobre todo entre gente joven, pero también para espectadores de mayor edad y con un cierto nivel cultural. Todo eso se le vino abajo debido a lo bochornoso que es su cine en las últimas décadas; sin embargo, él no pierde su aureola de cineasta maldito y especial, de bien que se la ha trabajado. En cambio, Bava hacía sus películas lo mejor que podía, sin más.


Se ha comentado en diversas ocasiones, con mucha razón, el estupendo ritmo narrativo de tus libros de cine, que enganchan como la mejor de las novelas. Una vez reunida la información, ¿cómo te planteas el desarrollo de un libro, teniendo en cuenta que, básicamente, afrontas una obra de divulgación? ¿Ayuda que los personajes elegidos hayan disfrutado de vidas novelescas, como Jesús Franco o John Phillip Law?

—Hombre, eso efectivamente ayuda, porque hay vidas más agradecidas que otras a la hora de desglosarlas en un libro. Pero tampoco es una garantía, porque si lo haces mal, todo está perdido, hables de quien hables. En cualquier caso, mi planteamiento es siempre el del máximo respeto al lector, pues ha comprado mi libro, y a mí mismo como autor, dado que soy un profesional enamorado de mi trabajo. Partiendo de esta base, procuro aunar la información objetiva con la valoración subjetiva, con un especial cuidado en el tono, que procuro sea fluido y ameno. Que sea particular y no aburra nunca, son mis objetivos prioritarios para mis libros de cine, porque es también lo que busco en los ajenos. En este sentido, no distingo entre escribir un ensayo o una novela, lo que procuro, en primera y última instancia, es atrapar al lector en el primer párrafo y no soltarlo nunca, cuente una historia ficticia o hable de Clint Eastwood.

Doy fe, Carlos, de que lo consigues. Y añadiré que me cabe el honor de haber contado en la Antología del cine fantástico italiano de Quatermass con un excelente artículo tuyo dedicado a Bava. Asumiendo tu admiración desde siempre por su cine, ¿puede verse quizá ese artículo como una especie de ensayo para lo que posteriormente sería este magnífico libro de Cátedra?

Absolutamente. Lo escribí con un altísimo grado de implicación personal, con mucha ilusión, sin poder saber, ni imaginarlo siquiera, que varios años después me serviría de basamento para un libro, de principio a fin. Va a ser cierto lo de "nunca se sabe"...


Siempre has tenido una especial debilidad por Italia, y no sólo por su cinematografía, también en un sentido más íntimo y personal. ¿Puedes explicarnos las razones de esta fascinación por el país transalpino?

Pues esta fascinación, como todas las mías, nació del cine. El cine me formó, no el ámbito familiar, ni la escuela, ni nada de eso. El cine, en mayor medida incluso que los libros, por los cuales siempre he sentido un amor particular. Entonces, como procedo de una generación que creció con el cine italiano muy bien representado en las pantallas, comencé a querer a esa nación gracias a sus películas, pues yo conectaba en especial con esa sensibilidad, ese espíritu, esa mentalidad, esa estética, la música... Todo, en definitiva. Lo cual se corroboró y magnificó la primera vez que pisé Italia, por añadidura, pues aquel viaje abrió un capítulo nuevo en el libro de mi vida, algo que entonces yo necesitaba perentoriamente. Y mi vida mejoró muchísimo a partir de entonces, cuando yo ni siquiera hablaba el idioma. O sea que tengo mucho que agradecer a Italia, en todos los sentidos y desde mi infancia.

Ya que tú fuiste uno de los principales pioneros en la materia con tu mítico Morpho, ¿qué puedes comentar acerca de este boom que parece estar experimentando de nuevo el Fandom consagrado al cine fantástico y, en plena fiebre de internet, editado en papel?  Monster World, Exhumed Movies, El Buque Maldito, La Configuración del Lamento, Amazing Monsters...

—Me gusta mucho, me encanta. Era necesario, debe volver todo eso, debe regresar el mundo de la publicación, las revistas, los prozines, los fanzines... Cuanto antes y a toda costa. Leer en papel determina el mejor sedimento posible del texto en el cerebro, la relación ideal del autor con el lector.

Mil gracias, Carlos, por tu disposición hacia esta entrevista. Y la mejor de las suertes con tus futuros proyectos.

—Gracias a ti, y a toda la gente que me permite seguir insistiendo en esos proyectos, mediante el aprecio que revela por mi obra.


 FILMOGRAFÍA DE MARIO BAVA
1960La máscara del demonio (La maschera del demonio). 1961Ercole al centro della TerraLa furia de los vikingos (Gli invasori / La ruée des vikings), Le meraviglie di Aladino / Les mille et une nuits1962La muchacha que sabía demasiado (La ragazza che sapeva troppo). 1963La frusta e il corpo / Le corps et le fouetLas tres caras del miedo (I tre volti della paura / Les trois visages de la peur). 1964Seis mujeres para el asesino (Sei donne per l'assassino / Six femmes pour l'assassin / Blutige Seide). 1965La strada per Fort Alamo / Arizona BillTerror en el espacio (Terrore nello spazio). 1966Le spie vengono dal semifreddo / Dr. Goldfoot and the Girl BombsOperazione pauraLos cuchillos del vengador (I coltelli del vendicatore). 1967Diabolik (Diabolik). 1969Quante volte... quella notte?Cinco muñecas para la luna de agosto (Cinque bambole per la luna d'agosto). 1970Roy Colt y Winchester Jack (Roy Colt & Winchester Jack), Un hacha para la luna de miel (Il rosso segno della follia). 1971Bahía de sangre (Ecologia del delitto). 1972Gli orrori del castello di Norimberga1973El diablo se lleva los muertos (Lisa e il diavolo / Der teuflische). 1974Cani arrabbiati1977Shock (Shock).