domingo, 18 de enero de 2015

ROB ZOMBIE, LAS SINIESTRAS ARMONÍAS DE LA SORDIDEZ. Entrevista a Daniel Rodríguez Sánchez




La eclosión editorial que en nuestro país está viviendo el cine fantástico mediante la publicación de fanzines y libros especializados, propicia desde hace algún tiempo la aparición de jóvenes autores entrenados, sobre todo, en la siempre hiperactiva blogosfera. Daniel Rodríguez Sánchez (Gijón, 1984) es uno de estos nombres recién llegados consagrados al estudio del género fantástico y de terror, ámbito de la cultura popular que ha desgranado en numerosos textos pulsando sus variadas disciplinas: cómic, literatura, cine… Tras un previo periodo curtiéndose en diversas webs y blogs, firma ahora en solitario su primer libro –nº 1 de la Colección Ultramundo–, Rob Zombie. Las siniestras armonías de la sordidez (Tyrannosaurus Books, Barcelona, 2014), a su vez pionero ensayo en lengua española dedicado a la controvertida figura de este músico y cineasta norteamericano, responsable de obras tan estimulantes como su debut en el cine, La casa de los 1000 cadáveres (House of 1000 Corpses, 2002), o bizarras como la inquietante The Lords of Salem (The Lords of Salem, 2012). Obras estas, más el resto de su macabra filmografía, que personalmente me atraen y seducen por su delirante sentido del horror y la contundencia del universo malsano, no exento de un humor feroz, que Zombie plasma en impactantes pero sólidas imágenes, mediante un discurso tan particular como atractivo.
Es pues el presente libro una obra singular, por la que tengo un especial aprecio y que recomiendo para adentrarse en la tortuosa y enloquecida filmografía de este creador a contracorriente. Precisamente el entusiasmo que me suscitan los filmes de Zombie me animó a aceptar la gentil invitación de Miguel Díaz González, coordinador de la obra, para colaborar en sus páginas redactando el prólogo; no obstante, compruebo con tristeza que, finalmente, y en contra de lo habitual en el sector, no se me ha consignado como autor del mismo ni en las cubiertas (lo más usual) ni en los créditos ni en el índice del libro. En cualquier caso, rescato a continuación un fragmento de mi texto, para dar pie así a la charla mantenida con Daniel Rodríguez Sánchez, dispuesto a explicarnos la génesis del libro y las diversas claves de su trabajo como escritor y estudioso del inclasificable Rob Zombie: “Invito al lector a adentrarse en esta meticulosa aproximación a la obra del realizador, cuyos filmes cobijan, sin el menor empacho, la humorada salvaje, la alucinación mesiánico/satánica, la impudicia más licenciosa, trastornos singulares de la mente, personajes vesánicos inmersos en una furiosa atmósfera transgresora… y con un paradójico sentido de la coartada sociológica. Al fin y al cabo, no hay necesidad de justificar lo que, en la realidad paralela creada por Zombie, no precisa ser explicado: el nihilismo de un Mal que niega todo sentido a la vida tal y como la conocemos”.



Eres un autor relativamente joven, pero ya has demostrado una clara preferencia por el género fantástico. Cuéntanos cómo comenzó esa pasión tuya por este tipo de cultura popular y cómo empezaste a colaborar con diversas webs.

Mi admiración y devoción por el fantástico podría decirse que se inició simultáneamente con mi interés por el cine, a una edad bastante temprana. Aunque siendo un jovencísimo espectador me comenzó a atraer cualquier tipo de ficción, es en el terror y la fantasía donde encuentro mis mayores preferencias: estos géneros juegan con unas realidades complejas y en muchos casos perturbadoras, que habitualmente se utilizan para mostrar ese lado oscuro e inquietante de nuestra cultura. Esto no es algo que se pueda apreciar en el día a día (como sí podría ocurrir con otro tipo de géneros) y sus mecanismos acaban siempre por generar una conexión con el espectador en busca siempre de su inquietud. Me parece muy atrayente esa manera de mostrar el reverso oculto de la realidad, y que las clásicas películas de terror han sabido expresar muy bien. Mis inicios como escritor comienzan hará unos ocho años, cuando empiezo a colaborar con el portal Ultramundo gracias a la invitación de su responsable, Miguel Díaz. Aunque mis contribuciones a la web están enfrascadas principalmente en la crítica de cine, también me ocupo de la reseña de obras de otros medios como la literatura y el cómic. A partir de ahí me surgió la oportunidad de colaborar también con otras webs como Cine Maldito, además de mi participación en el llamado podcasting u otros eventos culturales.

En agosto de 2014 por fin te lanzas al ruedo de la blogosfera y fundas El Gabinete del Reverendo Wilson, inaugurándolo, si mal no recuerdo, con un Dossier Lovecraft…

La apertura de un blog era algo que tenía en mente desde hace tiempo. Me apetecía mucho la posibilidad de fundar un website propio en el que organizar de manera muy personal sus contenidos y características. Mi idea con El Gabinete del Reverendo Wilson, que aún se encuentra en un fase muy inicial, es la de crear un pequeño espacio donde dar cabida a ese sector más underground de la contracultura que consumo día a día. Siendo consciente del gran número de espacios similares que hay en la red, afronté el blog como un capricho personal: lo veo como un pequeño espacio donde esparcir mis impresiones sobre obras de diversa índole, haciendo hincapié en el fantástico y con el sano objetivo de congregar un modesto grupo de lectores con los que intercambiar opiniones. Y sí, uno de los primeros contenidos con los que di el pistoletazo de salida fue un dossier dedicado a la obra de H. P. Lovecraft; en estos momentos estoy inmerso en la lectura de su obra menos conocida, y me parecía una muestra perfecta del tipo de contenido que me gustaría que caracterizase al Gabinete. Aunque, como digo, la evolución del sitio es bastante lenta, ya que le dedico el poco tiempo libre que me dejan otros trabajos paralelos relacionados con la escritura.



Has debutado por todo lo alto en la bibliografía cinematográfica con un libro consagrado al cineasta Rob Zombie. ¿Qué te atrae de este polifacético artista estadounidense?

Digamos que el origen de mi interés por Rob Zombie es parejo al que me suscitan otros de sus compañeros de generación. Rob pertenece a una escuela de jóvenes realizadores, nacida con el encanto de lo espontáneo a principios de la década de los 2000, que quisieron ofrecer un impacto estético y formal al cine de terror de entonces. Nombres como Eli Roth, James Wan, Alexandre Aja, Greg Mclean o el propio Zombie han destacado por ofrecer una serie de productos de género tremendamente viscerales, explícitos, y con los aires guerrilleros y salvajes de la época dorada del cine de terror de los 70. Vi la eclosión de estos realizadores como una  respuesta actual a esa generación surgida décadas atrás donde gente como Wes Craven, Tobe Hooper, Bob Clark y un largo etcétera revolucionaron el género y le añadieron un árido realismo en base a una simbología violentísima, sin descartar incluso las connotaciones critico-sociales, pero dentro de un bajo presupuesto que les hacía luchar contra la escasez de medios con un excelso nervio narrativo. El caso de Rob Zombie me pareció el que mejor se amoldaba a esta mirada al pasado donde parece prevalecer su condición de espectador apasionado frente a la de realizador, añadiendo unas claras, perversas y personalísimas señas de identidad que ya se vislumbraban en las otras facetas que desarrolló antes de debutar en la dirección con La casa de los 1000 cadáveres.

¿Puedes contarnos cuál ha sido la génesis, el origen del libro? ¿Estás satisfecho del resultado final?

El origen de la publicación nos lleva a mi colaboración con Ultramundo. Miguel Díaz me encargó hace ya unos años la realización de un dossier analítico sobre la filmografía de Rob Zombie, bajo un formato de reseña que empezaba a implantarse en la web durante ese tiempo. Consistía en la división del texto en dos partes: una en la que desarrollar una crítica puramente cinematográfica, dejando en una segunda sección el estudio sobre los datos informativos de cada una de las películas. Debido a mi admiración por el artista, creció en mí un sentimiento de obligación por realizar el más completo trabajo que mi capacidad pudiera abarcar, así que me zambullí en una ardua labor de documentación e investigación acerca de la faceta cinematográfica de Zombie. Quedaron unos trabajos bastante extensos, por lo que Miguel me sugirió la posibilidad de dar el paso al formato libro y editar una monografía de Rob Zombie en papel. La idea me pareció fantástica y me dispuse a reescribir los textos con la intención de darles unidad, además de extender el estudio a las otras vertientes del autor, como la música y el cómic. De un artista tan personal como Rob, con unas particularidades tan arraigadas, me pareció indispensable abordar todas sus facetas artísticas para reconducir el análisis hacia sus personales rasgos de estilo. El proyecto se ofreció a Tyrannosaurus Books, que aceptaron de primeras, y la publicación se convertiría en el primer número de la “Colección Ultramundo”, una colaboración entre la editoral y la web donde dar cabida una serie de libros sobre cineastas que aún no tenían monografías propias (como es el caso de Zombie) o que no gozasen de un relevante análisis previo. Estoy muy contento con el resultado final, no sólo por la ilusión de ver en papel un proyecto que nace desde la pasión y trabajo diario de un medio tan injustamente subestimado como es un blog, sino también porque creo que mi particular visión global de Zombie ha quedado bien plasmada en el texto.



¿Cómo te planteaste tu acercamiento a la obra de Rob Zombie, siendo esta tan dispar y tocando varias disciplinas artísticas?

La estructura de la obra venía en parte marcada por el formato de reseña que he mencionado antes, que tanto Miguel Díaz en sus labores de coordinación como yo a la pluma  queríamos que fuese una de las señas de identidad de la Colección Ultramundo. Esta organización del texto me pareció bastante acorde a lo que tenía en mente para abordar todas y cada una de las constantes y señas de identidad del artista. Por ello, era indispensable que en el análisis puramente cinematográfico de cada una de sus películas estuviesen referenciadas sus particulares características de estilo, tanto las influencias puramente fílmicas como aquellas que se nutren de referencias sociales, contraculturales y de su oscuro y perverso ideario, las cuales pueden encontrarse además en las otras facetas abordadas por el artista. En el apartado dedicado a desentrañar todos los recovecos relacionados con los aspectos paralelos de cada una de sus obras, me pareció muy interesante la inclusión de la propia mirada de Zombie hacia el amplio bagaje (contra)cultural que compone su estilo, además de la valoración del propio artista sobre su obra. Debido a ello estudié buen número de entrevistas a Rob, que para mí como autor supuso la apasionante experiencia de inmiscuirme en la mirada de un creador sobre su propia obra y ese nutrido grupo de referencias ajenas por las que comparto admiración. De Zombie destaco cómo en cada una de sus facetas artísticas están presentes las constantes que conforman una iconografía que él mismo ha ido confeccionando en base a algunos de sus más oscuros apuntes biográficos y al consumo masivo de todo tipo de cultura underground. La manera en que estas diatribas tan personales confluyen en toda su obra, adaptándose a cada una de las facetas que ha tocado, era una auto-obligación autoral que tenía en mente abordar desde el inicio del proyecto.



¿Distinguirías diversos estilos en el cine de Zombie, dependiendo de la película, o responde su visión siempre a un ideario particular? Por ejemplo, películas como Los renegados del diablo (The Devil’s Rejects, 2005) o The Lords of Salem (2012) pueden parecer, a simple vista, muy diferentes en cuanto a estilo narrativo y visual…

Personalmente creo que Zombie es fiel a una simbología y estilo muy personales, que ha ido labrando y perfeccionando con el paso de los años. Da especial importancia a la estética como medio de exposición de su nervio narrativo, logrando con Los renegados del diablo la depuración de unas maneras que en La casa de los 1000 cadáveres se exponían casi de forma experimental. Precisamente citas The Lords of Salem, la película en la que su narrativa mutó para exponer un terror mucho más atmosférico, ambiental y con alto grado de abstracción, aprovechando la libertad creativa de la que gozaba en ese momento. Muchos se sintieron defraudados ante esto, de ahí la gran disparidad de críticas que tuvo la película, aunque yo la he asimilado como un paso más en su formación como cineasta. A pesar de las maneras y un cambio estético importante para/con su concepción del horror, las propiedades intrínsecas del Zombie cineasta están presentes: visceral pulso narrativo, sobre-exaltación visual de lo grotesco y esa personal y particular habilidad para ocasionar incomodidad. Creo que estamos ante un cineasta comprometido hasta el extremo con su ideario, aunque siempre dispuesto al aprendizaje y la evolución.

Bajo tu punto de vista, ¿crees que Rob Zombie es un cineasta respetado por la crítica “oficial” o de momento sólo goza del favor de los incondicionales del género fantástico? En cualquier caso, ¿piensas que Zombie busca el reconocimiento de la industria o, por el contrario, le agrada cierta marginalidad?

Creo que es de los nombres ligados al cine fantástico de la actualidad que más respeto ha obtenido por la crítica. Su tenaz compromiso con la vertiente más extrema del género está claro que no ha sido plato para todos los gustos, de ahí que muchas de sus películas sean tan alabadas como vilipendiadas. Sí es cierto que la incomodidad de sus discursos impide que sea tenido en cuenta en un ámbito general de la crítica especializada, pero su prestigio dentro del Fantastique queda fuera de toda duda. Respecto a la segunda cuestión que planteas, pienso que como autor sí ve con cierto agrado cualquier tipo de reconocimiento, aunque no entre dentro de sus deseos primordiales: es muy consciente de la sub-industria a la que pertenece su cine, la misma de esos cineastas que idolatra. Esto podemos extrapolarlo a sus otras facetas artísticas, donde ocurre exactamente lo mismo. Digamos que Zombie se siente cómodo y realizado como un artista muy simbólico en esa contracultura que él mismo idealiza, siendo consciente de que elevarse en ambiciones podría ser un error.



Zombie ha firmado su particular reboot de la saga Halloween de John Carpenter. Una serie ya muy codificada en la memoria cinéfila. ¿La ha llevado él a su terreno o se ha sometido a los dictados de lo ya existente?

Digamos que ambas opciones pueden considerarse como válidas. En Halloween. El origen (Halloween, 2007), primera parte de su díptico sobre Michael Myers, Zombie asume una responsabilidad de eterno respeto a la obra original de John Carpenter, cineasta al que adora y personalmente pidió permiso para verter sobre ella su privativo torrente visual. Rob quiso ampliar la figura icónica de Michael Myers ahondando en aquello que precisamente Carpenter no consideró necesario indagar, la infancia y supuesto origen de la maldad del villano. En esta primera película sí vemos muchos atisbos personales de las peculiares maneras de Rob, sobre todo en su calado visual, aunque en el último acto del metraje se centre sobre todo en repetir los planos y secuencias ya vistos en el film original. Las presiones y falta de independencia que le hizo sufrir Dimension Films le impidieron depurar a fondo una visión mucho más personal respecto a La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978), a pesar de que el film, en esencia, acabó siendo una metódica revisión visual del slasher como (sub)género. En Halloween II (2009) cambiarían las tornas, ya que Zombie sólo aceptó realizarla bajo una libertad autoral que finalmente consiguió, logrando un estudio  surrealista, onírico y hasta en cierta medida melancólico de la personalidad del monstruo, una peculiar visión del psychokiller como icono contracultural. Posiblemente en esta segunda parte nos encontremos con el auténtico punto de vista que utiliza Rob Zombie para asimilar el slasher, lejos de cualquier atadura, donde “intoxica” el (sub)género con todo su ideario, para acabar dando forma a la película más compleja de su carrera.

Zombie ha tocado incluso el cine de animación. ¿Cómo encaja The Haunted World of El Superbeasto (2009) en su filmografía?

Una de las facetas de Rob Zombie, y mucha gente la desconoce, es la de la ilustración, que incluso le llevó a iniciar estudios relacionados con esta materia en su adolescencia. Aunque al final los abandonó, siguió muy íntimamente ligado a esta disciplina llegando incluso a ser un autor de cierto prestigio en el mundo del cómic. Así, desarrolló una pasión paralela por la animación y una fiel adoración por uno de los nombres más populares en esta vertiente, Ralph Bakshi, quien frecuentó un cine de animación más enfocado al público adulto, algo realmente chocante en un género que muchos ven como exclusivo para los más pequeños. Entonces, Zombie planteó hacer, a modo de divertimento, un film de animación en la línea adulta de Bakshi, aunque como en casi todo lo relacionado con Rob, la premisa se lleva hasta el exceso. Así, surge The Haunted World of El Superbeasto, basada en uno de los cómics de su propia creación y que puede considerarse dentro de su filmografía como un capricho casual, con poca relevancia respecto al resto de sus obras, pero donde revierte con una muy interesante vis cómica las constantes de su cine, con multitud de guiños y autoreferencias incluidas.



Artículos y entrevistas en publicaciones periódicas aparte, si no me equivoco tu libro sobre Rob Zombie es la primera monografía sobre este cineasta publicada a nivel mundial. Esta particularidad, y teniendo en cuenta que Zombie aún es un creador joven y en activo, ¿te ha hecho sentir una presión o una responsabilidad especial, al no tratarse de un cineasta fallecido? ¿O es indiferente?

Durante la escritura, por mi parte hubo un desconocimiento absoluto de la posible existencia o no de una monografía sobre Rob a nivel internacional. Es más, daba por hecho de que al menos en Estados Unidos sería fácil encontrar algún tipo de publicación sobre su figura. Sí es cierto que conocía el dato de que a nivel doméstico Rob Zombie. Las siniestras armonías de la sordidez iba a ser el primer libro publicado en España sobre el artista, lo cual en cierta medida  genera una responsabilidad: Rob es una celebridad con un número considerable de seguidores y es normal que el libro lleve implícito el deseo de que a todos ellos les aporte un contenido interesante. El problema que veo a la hora de publicar un ensayo sobre un cineasta no fallecido, es que si se trata de una figura de un calado tan marcado y estilo tan personal, habitualmente las formas y maneras artísticas varían con el paso del tiempo; con esto, quiero decir que una de las peculiaridades más interesantes del estudio de una filmografía es valorar el peso de cada obra dentro de ella, y si tratamos con una producción en continuo crecimiento la publicación corre el riesgo de quedar parcialmente obsoleta. Aun así, estoy contento porque mi valoración sobre el peso de Rob Zombie dentro del cine de género actual creo que ha quedado bien expuesta y planteada.



¿Qué dirías a aquella facción de la crítica que menosprecia el cine de Zombie tachándolo de zafio o mediocre? ¿Se precisa una sensibilidad especial para acercarse a su cine?

Como se suele decir, toda obra es susceptible de crítica y en cada análisis debe existir la libertad de opinión… Seguramente exista una parte de la crítica especializada que tendrá sus motivos y/o gustos para usar semejantes adjetivos, aunque también está claro que dentro de la misma vertiente de análisis hay muchos prejuicios hacia el cine fantástico en general, y a las altas dosis de extremismo en particular. En tu segunda cuestión creo que está la clave: creo que su arte es lo suficientemente válido para que cualquier persona con un mínimo de interés cinéfilo pueda saber apreciar las dimensiones de su simbología, aunque también es cierto que su cine parte de unos referentes muy específicos que disfrutarán más aquellas personas con unas inquietudes similares, no sólo en cuanto ideario o simbología, sino en lo que respecta a la forma de adentrarse en el horror en sus formas más excesivas.

¿Qué ha supuesto para ti, como autor, el salto desde internet al papel impreso? ¿Has notado diferencias entre ambos medios?

A la hora de escribir y afrontar los textos no me supuso mayor problema, a pesar de sufrir el cambio de medio a mitad de todo el proceso. La gran diferencia, haciendo una valoración global sobre la creación de la obra, es que la independencia que da un medio como Internet genera bastante más tranquilidad, cuando elementos como el límite de espacio o estilo narrativo vienen prácticamente relacionados con la libertad del autor. Pero es cierto que, a la hora de afrontar los textos como algo publicable a nivel físico parece surgir un mayor nivel de responsabilidad, ya que normalmente en el papel escribes para alguien externo, con quien quieres cumplir unas expectativas dadas de antemano. En esencia, no debería ocasionar ningún trastorno al trabajo final, pero sí creo que al menos bajo mi experiencia publicar en papel genera un compromiso extra.



Tras este prometedor debut, ¿tienes en mente más proyectos, algún otro libro?

Afortunadamente, al momento de escribir estas líneas, estoy inmerso en una obra de autoría colectiva dedicada al incombustible productor Charles Band y su mítica compañía Empire, que editan conjuntamente AppleHead Team y el equipo de Ultramundo. Grata experiencia para mí, ya que aquí es un placer compartir pluma con analistas de gran talento y me ha permitido adentrarme en cierta manera en el imaginario tan peculiar de Band y su ristra de extravagantes películas. Tengo en mente varias ideas para futuras publicaciones, que aún he de matizar y discurrir. De momento, puedo afirmar que todas ellas están relacionadas con el fantástico y el cine exploitation, tendencias en las que más a gusto me siento escribiendo.

¿Quieres añadir alguna cosa más, a modo de conclusión?

Agradecerte enormemente, Javier, la entrevista y el enorme interés que has mostrado en la publicación ya desde prácticamente su génesis. Y respecto a Rob Zombie. Las Siniestras armonías de la sordidez esperar que haga disfrutar tanto a los acólitos de Rob como  aquellos atrevidos cinéfilos que no conozcan nada de su polifacética carrera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario